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Atención a Menores de 7 a 11 años

La segunda infancia, desde los siete hasta los once años, es una etapa de ampliación y consolidación de numerosas habilidades  necesarias para el desarrollo adecuado de los menores.

Habilidades de autonomía personal, habilidades escolares y habilidades sociales, tienen su origen en unas buenas aptitudes, las cuales pueden ser inadecuadas o insuficientes y requerir de una estimulación ajustada a las características propias de cada menor.

Los profesionales del Grupo ALBOR-COHS, especializados en psicología educativa y de la salud, logopedia, psicomotricidad,…, disponen de una amplia experiencia y de los métodos e instrumentos más adecuados para ayudar a los menores que puedan tener alguna necesidad específica.

De manera especialmente significativa, a diferencia del modo tradicional de actuar, en el Grupo, no se “tratan problemas del desarrollo”. Es decir, no tratamos dislexias, déficit de atención, sino a escolares con características únicas, personales y familiares, que tienen dificultades en la lectura, escritura, cálculo, alimentación, sueño, relaciones sociales, ….

Los profesionales del GAC inician su intervención con menores, valorando las características personales de cada caso y sus circunstancias familiares, escolares y sociales, con la finalidad de diseñar y llevar a cabo un Plan Individualizado de Ayuda al Desarrollo de cada menor.

Objetivos

En caso de menores de 7 a 11 años de edad, nuestros objetivos son los siguientes:

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Evitar o reducir la aparición de problemas que tengan su origen en retrasos en la adquisición de habilidades emocionales, sociales y/o académicas.
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Resolver situaciones de alteración emocional que, bien por circunstancias del menor o del contexto, dificulten el desarrollo de su potencial de aprendizaje.
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Optimizar la adquisición de actitudes, hábitos y valores adaptativos, congruentes con las características propias.

Protocolo de atención a la infancia

El protocolo que empleamos sigue unas fases consecutivas para favorecer el logro de los resultados deseados. Los objetivos que se establecen se consensuan con la familia.

  • Detección de necesidades: del menor, de la familia y del Centro escolar

  • Evaluación, específica o general, de capacidades, retrasos y/o dificultades.

  • Elaboración de conclusiones diagnósticas y/o informe.

  • Propuesta de plan de intervención y valoración de avances y dificultades.

  • Ejecución del plan de intervención ajustado en cada caso a sus destinatarios, las acciones, la coordinación y la evaluación de avances y dificultades.

  • Alta inicial y guía de seguimiento del desarrollo del menor.


El pilar fundamental que permite a los progenitores o tutores tomar decisiones con seguridad es una explicación comprensiva de los aspectos que favorecen o dificultan el desarrollo de su hija o hijo: emociones, temperamento, aptitudes, hábitos y su interacción con la situación vital concreta de la familia.

Atención a la familia

Concretamente, en el GAC se consensua con la familia o con cada progenitor:

  • Objetivos concretos a lograr.
  • Acciones de coordinación con otros profesionales, tanto para la recogida de información como para la intervención.
  • Número y distribución de las sesiones.
  • Modalidad presencial o semipresencial.
  • Actividades de generalización en el entorno familiar. El asesoramiento familiar está incluido en todos los Planes de intervención en función de sus características.
  • Sesiones con la pareja de progenitores o con cada uno de modo individual.
  • Grabaciones con actividades de reflexión y toma de decisiones para practicar durante las situaciones cotidianas.
  • Guiones explicativos y de actuación en situaciones difíciles.
  • Valoración de la eficacia de consejos de tipo “popular” o “pseudoprofesional” en redes educativas.
  • Planes sistemáticos de cambio de estilo educativo, con materiales de referencia seleccionados: audiovisuales, textos, apps, etc.

Bajo rendimiento / fracaso escolar

Un aspecto que diferencia la atención que se proporciona a menores de 7 a 11 años en el GAC es el método que seguimos en todos y cada uno de nuestros Centros.

Cuando una familia deposita su confianza en nosotros, iniciamos un proceso de Valoración Individual y Contextual. Esta valoración implica una evaluación de todas las variables implicadas en el desarrollo del menor, tanto en el ámbito escolar, como en el familiar y social en general.

Tras llevar a cabo un análisis de los factores considerados, relacionándolos entre sí, se establece una hipótesis con la que explicar las dificultades del menor, que se comunica a los padres, mediante un Informe PsicoEducativo que se les explica detalladamente.

Este informe incluye un Consejo Orientador con sugerencias para el profesorado, la familia y el menor, a quien se propone que reciba asistencia profesional, de acuerdo a un Plan de Intervención totalmente individualizado.

De esta manera, cada intervención responde a un plan concreto, bien estructurado y secuenciado, que permite al especialista realizar un seguimiento de la eficacia de la intervención.

Los problemas de conducta

A lo largo de la segunda infancia, 7 a 11 años, los problemas de conducta que preocupan a los padres en la etapa anterior, 2 a 6 años, se reducen notablemente, pero, en cambio, los que no se resuelven se hacen más complejos, pudiendo aparecer otros nuevos.

Algunos menores poseen características que los predisponen a presentar problemas de conducta: hiperactivos, inatentos, negativistas, rebeldes, de inteligencia excepcional, retrasos en el desarrollo… por lo que se hace necesaria una valoración individualizada y contextualizada de cada caso.

En el GAC trabajamos con los supuestos siguientes:

  • No hay dos menores iguales, por mucho que se parezcan entre sí.
  • No hay consejos educativos universales que resuelvan los problemas de conducta.
  • El afecto, la comprensión, la tolerancia y la paciencia de los padres son aspectos muy deseables pero insuficientes para resolver los problemas de conducta de los hijos.
  • Los libros sobre técnicas educativas pueden constituir una buena ayuda pero son insuficientes para que los padres resuelvan por sí solos situaciones educativas con “hijos difíciles”.

En estos casos de problemas de conducta, el método a seguir es análogo al descrito anteriormente, en menores con Bajo Rendimiento/Fracaso Escolar.

Coordinación con los Centros Educativos y los Servicios de Salud

En el contexto escolar es donde todos los menores tienen una buen parte de sus experiencias vitales, con iguales de una manera natural y con adultos de modo intencionado. Por ello, consideramos que toda evaluación e intervención especializada, para detectar o superar problemas o situaciones difíciles durante su desarrollo, requiere de la coordinación con los profesionales del Centro Escolar.

Problemas en el desarrollo

  • Lenguaje Oral

  • Lectura y/o Escritura

  • Razonamiento

  • Atención

  • Retraimiento social

  • Agresividad

  • Acoso

  • Celos

  • Miedos

  • Fobias

  • Autoestima

  • Inseguridad Personal

  • Perfeccionismo

  • Ansiedad

  • Negativismo – Desobediencia